Semanas después de que a nivel mundial se resaltara el tema de coronavirus, el gobernador del estado, Francisco Domínguez Servién elevo el problema del COVID 19 al estatus de un “asunto de Estado”, para atajar las clases en escuelas públicos, así como suspender la actividad laboral de los empleamos de gobierno mayores de 70 años, y restringir actividades en centros deportivos públicos, todo con el fin de ayudar contra los efectos de la contingencia.
De inmediato, por mandato o política de salud, respaldando los consejos y/o sugerencias de un Comité Técnico estatal, donde participan especialistas del sector, a lo largo y ancho del estado se comenzaron a cancelar números y variados eventos masivos.
Acá en la región serrana, por ejemplo, fiestas patronales, feria, encuentros culturales, carreras deportivas, entre otras, no así el “retiro espiritual masivo” que organizó el fin de semana en la comunidad de Rioverdito, Landa de Matamoros, Qro., de la Diócesis de Querétaro, fueron suspendidas, dejando sin ingresos a cientos de familias que viven del comercio no formal.
Sin lugar a duda, las medidas adoptadas por las autoridades estatales y locales para buscar minimizar los riesgos del COVID 19, servirán para eso, para reducir los posibles contagios de este mal, que bien a bien, también requiere de una abierta campaña institucional que evite la sicosis y miedo que ha generado el tema.
Por lo pronto, incluso los escasos espacios para el esparcimiento familiar que hay en la zona norte del estado, han sido incluidos en la estrategia de suspender actividades, afectando duramente a las muchas familias que viven al día a través de la vendimia de sus productos.