Tradición: Día de Muertos en México, qué es, significado y origen

  • ¿Te has preguntado por qué se celebra el Día de Muertos? Esta celebración mexicana nos recuerda cuán finitos somos; no obstante, también nos enseña que la muerte es parte de la vida y debemos festejarla.

La celebración del Día de Muertos es una de las tradiciones más antiguas y representativas de México. Nos gusta el color del cempasúchil, el olor del incienso, el sabor de las calaveritas de azúcar y chocolate… Muchos mexicanos mantienen viva esa costumbre y pese a que la celebramos fervientemente cada año, pocos sabemos en realidad su origen.

Este día te platicaremos un poco sobre el origen de esta tradición milenaria en la que miles de mexicanos conviven con la muerte, en la que se hace homenaje a nuestros difuntos, en la que coloreamos el camino de nuestros muertos para que regresen y convivan un día con nosotros.

Día de Muertos Ancestral

El culto al Día de Muertos es un legado ancestral que puede verse en las distintas culturas prehispánicas que habitaron el territorio. Los orígenes de esta celebración son anteriores a la llegada de los españoles. Ellos tenían una concepción única del alma, algo que les impidió entender el que los indígenas atribuyeran a cada individuo varias entidades de ánimas y que cada una de ellas tuviera, al morir, un destino diferente.

En la mitología azteca, Mictecacíhuatl es la reina del Mictlán, la región de los muertos. Para los aztecas, Mictecacíhuatl representaba el principio y el fin de la vida. Ella junto, a su rey, les da la bienvenida a todos aquellos que mueren por causas naturales. Pero antes de llegar a ella, los difuntos, ya sean nobles o plebeyos o ricos, deben atravesar un largo y doloroso viaje por el Camino de los Muertos. Una vez que terminen su trayectoria se encontraran con los reyes del Mictlán quienes le permitirán disfrutar del descanso eterno.

31 de octubre, arranca todo

En nuestro país, el Día de los Muertos se celebra el 31 de octubre, el 1 y 2 de noviembre. El 31 de octubre se celebra a los niños menores de 12 años; el 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos y se recuerda a quienes fallecieron por causas naturales o enfermedades; y el 2 de noviembre, después de las 12 del día -según las creencia es cuando las alma de los difuntos se van- se recogen las ofrendas y se levantan los altares. También se cree que las almas de los niños regresan de visita el día 1 de noviembre, y que las almas de los adultos regresan el día 2 de noviembre.

Recordemos la vida y la muerte

El Día de Muertos no es una fecha para llorar, sino para celebrar la vida después de la muerte y además es conocido en todos los continentes. Lo más interesante, es que esa fecha no remite precisamente a una ausencia, sino a una presencia viva que ha trascendido a la eternidad; la muerte es una metáfora de la vida que se materializa en el altar ofrecido: quienes hoy ofrendan a sus muertos serán en el futuro invitados a la fiesta.

Orgullosos debemos de estar que el Día de Muertos es reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial, enfatizando la importancia de su significado en tanto se trata de una expresión tradicional -contemporánea y viviente a un mismo tiempo-, integradora, representativa y comunitaria.

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