Fracaso y debacle

Nueve años de RedQ-QroBUS

Nueve años han transcurrido desde la llegada de RedQ, fallido intento del gobernador José Calzada de mejorar el sistema de transporte público en Querétaro. Una promesa que parecía buena. En aquel entonces, agosto 2013, había 1450 unidades de transporte que realizaban 650 mil viajes diarios en promedio, en una zona metropolitana de Querétaro de 1.2 millones de habitantes. En ese momento, cada chofer ganaba después de cubrir la cuenta, desde $500 y hasta $1200 por medio turno, con una tarifa al usuario de $6.50 y subsidiando a estudiantes y adultos mayores. Un sector que daba cientos de empleos directos y miles indirectos.

El cambio parecía adecuado: al eliminar el esquema hombre-camión, desaparecerían los vicios asociados a ese sistema: mala competencia, unidades viejas y sucias, operadores sin capacitación formal. Con una empresa de transporte, se acabaría con algunas de esas malas prácticas; una cuenta concentradora recaudaría el monto total diario de los ingresos, mismos que se repartirían de manera equitativa entre los concesionarios. Junto con ello, la incorporación de la tecnología, nos entregaría un sistema de transporte adecuado, óptimo y funcional, con una competencia leal y ya no, “la guerra del centavo”.

A nueve años de esos cambios, y con RedQ transformada en QroBUS en 2015, hoy tenemos menos de 600 unidades en circulación para una población de 1.6 millones de habitantes, una tarifa de $11 pesos con un subsidio gubernamental de $9 que cubre con recursos públicos la tarifa preferencial. Padecemos un déficit de vehículos y sobre todo, de operadores a quienes les han prometido salarios y prestaciones pero que en los hechos, laboran en condiciones que algunos califican como esclavitud moderna: salarios condicionados a los faltantes, jornadas laborales de más de 18 horas diarias, y una rotación de personal que dice mucho de la empresa de transporte a quien quiera verlo. Los incidentes viales se siguen sucediendo sin atender a las causas originales de los mismos. Unidades con fallas mecánicas, son el pan nuestro de cada día. En síntesis, a nueve años de la “modernización del transporte”, se acopla perfectamente aquella icónica frase de Carlos Monsiváis, “estábamos mejor cuando estábamos peor”.

Tiempos de espera de hasta una hora, accidentes de variadas causas y terribles consecuencias, tarjetas de prepago que fallan o que no encuentran puntos de recarga, hacen que, de acuerdo a la misma información gubernamental, la gente en Querétaro busque hacerse de un auto, lo cual agrava más el problema de congestión, de suyo la quinta peor de la república (IMCO, 2019).

Estamos a unos días que venza el plazo para mejorar las frecuencias y el número de unidades en circulación otorgado por el gobierno del estado, plazo formal porque hemos atestiguado que la empresa QroBus, no puede o no quiere cumplir la promesa de mejora, minima en realidad (Apenas unas cuantas unidades más; incremento marginal en apenas 15 rutas). En ambos casos, son las personas usuarias quienes lo padecen a diario, personas a quienes se les arrebata fatalmente lo más valioso que tenemos: el tiempo. Las largas esperas no serán compensadas nunca. La empresa no ha mostrado desde su constitución un buen servicio, situación que agravó la contingencia sanitaria.

Es por ello que desde este Observatorio, hacemos un llamado al gobernador Mauricio Kuri, a leer adecuadamente el signo de los tiempos: ninguna ciudad va a sobrevivir el tránsito vehicular en el mediano plazo, y la única manera de aliviarlo es con más y mejor transporte colectivo. Las tendencias globales marcan un descenso importante en la venta de autos por varios factores, entre los que destacan el alto costo de los vehículos en sí, junto con el cada día más elevado precio de los combustibles y sus insumos, a la par de una mayor conciencia ecológica de las personas, preocupadas por el cambio climático y sus efectos. Es por ello que necesitamos, merecemos un transporte adecuado, digno y cada vez más sustentable. Lo cual no va a ser posible con una empresa que coloca en primer lugar la cuestión económica, descartando el hecho que la movilidad es un factor social de la más alta importancia. Ya antes de la pandemia, el servicio era inadecuado para una metrópoli como Querétaro, por mas que la pandemia haya servido de pretexto para justificar el mal servicio.

El gobernador, el director del Instituto Queretano del Transporte, tienen en sus manos una verdadera decisión de futuro: dotar a Querétaro de transporte colectivo de alta eficiencia a nivel nacional y latinoamericano, del que estemos orgullosos las y los queretanos. Tienen cinco años para hacerlo, tiempo suficiente de evaluar e implementar un esquema que deje de ver el transporte con una visión empresarial y, en un necesario cambio de paradigma, se advierta como un servicio fundamental para el bienestar colectivo, una inversión de altísimo impacto social. Si se invertirán cinco mil millones en una avenida de 5 kilómetros, ¿por qué no hacer una inversión similar que beneficie a muchas más personas que los 110 mil vehículos que a diario atraviesan 5 de Febrero?

Confiamos en la altura de miras y sobre todo, en la valentía en las decisiones próximas y futuras para en este tema. Al siguiente nivel, se llega en un transporte eficiente y sustentable, no en automóvil.

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