Batiburrillo. Fragmentos de la Leyenda de la Clarinera I

Pedro Marín Zárate (escritor y recopilador de material del libro Batiburrillo)

Clarinera.- Mujer que toca el clarín (diccionario de la Real Academia de la Lengua)

Cueva de La Clarinera.-Toma este nombre de una vaca así llamada y que murió en ese lugar.

Ubicación.- Se supone ubicada en el corazón de Sierra Gorda, municipio de Arroyo Seco, delegación de San Juan Buenaventura, ejido Laguna la Cruz.

A la altura de la comunidad de Milpas Viejas y al poniente de la misma, a una distancia aproximada de tres kilómetros nace le arroyo de La Clarinera.

Este arroyo desde su nacimiento a orillas de la “mesa”, se descuelga como simio sobre lianas, perdiéndose entre rocas y recodos hasta topar con el rio de Jalpan, a la altura del Pajarito.

De su nacimiento, unos quinientos metros abajo, sobre la ladera derecha, está ubicado nuestro lugar encantado.

El primer dueño de La Clarinera fue Juan Cadena, dueño de la Hacienda de la Gata, actual Ex Hacienda de San Francisco. Se ignora por qué medio Juan Cadena había atesorado una gran fortuna en metálico.

Cuando don Gregorio Olvera y su hermano el general Rafael, se apoderan de la sierra y de la hacienda de don Juan, éste sale huyendo para salvar fortuna y pellejo.

El tesoro (catorce mulas cargadas) lo transportaron hasta su actual morada. Quedó distribuido en tres montones ya dentro de la cueva. Por órdenes del dueño, el peón que lo acompañaba así lo acomodó. Al terminar la tarea, le dispara y ahí queda el cadáver custodiando el tesoro. Las mulas cargadas con los aparejos, quedaron a la deriva deambulando por los parajes de encinales y algunas se dejaron ver por las comunidades del Bosque y La Laguna.

El dueño tomó camino sin rumbo fijo, para posteriormente, morir en Lagunillas, San Luis Potosí en completa miseria.

Por pláticas de la gente longeva de la época, entre ellas mi abuela, se decía que después del primer dueño, un tal Pedro, hombre de Pilar Marín murió de espanto. Dejó una gran fortuna en animales y dinero, capital que pasó a administrar el vaquero de nombre Valente quien se juntó con la viuda y patrona. Esta pareja no tuvo descendencia.

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