Vestida de rosa.
Por José Ricardo Sánchez
Y la vi, a ella todo le sentaba bien…
La misma forma,
esa belleza, el mismo rostro,
si hay una chica de ensueño:
esa mirada definitivamente era
para conquistar al mundo,
conquistó al poeta.
No presumía nada,
solo era ella misma,
¿se habrá dado cuenta que yo la miraba?
Se esfumó,
tan solo contuve la respiración y
en ese instante ya no estaba.
No estoy seguro de porque
no pregunté su nombre,
puede ser que
me enfoque en la forma y
al conseguir el
néctar de sus labios,
su rostro quedó muy cerca,
tanto para no querer nada más