Por Víctor Manuel Sánchez Bandala
La aparente falta de suficiente cantidad de elementos de seguridad pública en la región serrana, no de ahora, sino de varios años a la fecha genera desconfianza en la ciudadanía, pero sobre todo mucha incertidumbre social.
Lejos de avanzar en el abatimiento de la inseguridad en la zona norte del estado, con todo y los dos destacamentos militares creados e instalados en la administración estatal pasada, tanto en Arroyo Seco como en Landa de Matamoros, poco han inhibido la delincuencia en general.
Numerosos hurtos a casa habitación, incontables robos de vehículos y asalto, incluso a instituciones, como TELECOM y LICONSA, entre otros, han sembrado un alto grado de inseguridad entre la gente común.
En los últimos meses, por ejemplo, pocas veces antes visto, el asalto de paraestatales como el citado párrafo arriba, habían estado tan a la orden del día.
Aunque el asalto de este miércoles 2 de enero a TELECOM de la Lagunita, Landa de Matamoros, Qro., rápidamente resuelto por las corporaciones policiacas, la situación no deja de preocupar a la gente de a píe.
A penas hace unos días en Jalpan de Serra, Qro., las autoridades locales relevaron en el cargo de Director de Seguridad Pública al titular, se sabe, “ante los malos resultados” que había ofrecido desde su arribo, hace tres meses al compromiso.
Sin lugar a duda, la seguridad pública no es un tema menor, sobre todo en la región serrana, donde pese a su colindancia con otras entidades como San Luis Potosí e Hidalgo, la paz social e inseguridad nunca había estado tan asolada, como parece que está sucediendo ahora.
Ante el discreto pero lamentable ambiente de intranquilidad social que dejo como herencia el gobierno municipal saliente de Pinal de Amoles, por ejemplo, la nueva administración ha tenido que recurrir a personal con experiencia militar, como respuesta a la posible “contaminación” de grupos delictivos.
Bajo este esquema y frente a la inocultable sensación de inseguridad ciudadana en la zona norte del estado, urge facilitar una nueva política de prevención, control y seguimiento sobre todos y cada uno de los elementos, hechos y sucesos que están incidiendo en la proliferación de robos, asaltos y hurtos a fin de mantener a la región serrana bajo un ambiente de mayor certidumbre y tranquilidad social.