Sin buscar el desencadenamiento de una polémica coyuntural, ante la desgracia de un homicidio doloso como el que sucedió recientemente en la zona norte del estado, donde una jovencita fue víctima de un lamentable hecho, urge retomar el tema para reconocer que este es un problema de salud pública.
Clasificado como un feminicidio, el asesinato de la joven de 23 años de edad, se suma a otros que han ido acumulando a una larga lista que registra el estado de Querétaro, muy a pesar de la negación de las autoridades estatales.
Sin lugar a duda, este tema de los feminicidios nos debe hacer conciencia de la creciente y ya prolongada erupción de casos que surgen con mayor frecuencia en nuestra “apacible y tranquila entidad”. Resulta por demás inútil y grotesco tratar de ocultar las cosas, la decadencia y el deterioro social nos ha orillado a este tipo de actos criminales, sin precedente.
Con el asesinato de la joven Landense, y otros varios que se han registrado en la zona norte del estado, el feminicidio, clasificado así, merece atención especial, pero sobre todo acciones de justicia contundente y objetiva.
No se justifica, por ningún motivo el ocultamiento de una triste realidad, la negación de hechos criminales, no abona a la confianza de las instituciones y si en cambio deforma y resta credibilidad hacia quienes tienen el deber y obligación de atender este, y otros casos que generar inseguridad y temor entre la comunidad, serrana que como en este caso observa con duda la respuesta de las autoridades correspondientes.