Como hace un año, pero peor, el nivel del agua de la presa Jalpan sigue a la baja y nomás no llueve en la parte alta de la micro cuenca de Pinal de Amoles donde se capta la caída pluvial que vierte el vital líquido al principal embalse de la región serrana.
La sensación de angustia se percibe todos los días, no sólo para los pocos productores agrícolas que se benefician con el agua de la presa, sino una gran parte de los ciudadanos que reciben ese agotado líquido.
Según estimaciones para este mes de octubre, no hay ni un 20 por ciento de agua en este embalse cuyo origen fue, hace más de 40 años surtir de agua a los productores del Distrito I de Riego, pero que hoy por hoy, debido al crecimiento poblacional de Jalpan de Serra, sobre todo se convierte en un importante abastecedor de “agua potable” con heces fecales.
Pese a la falta de lluvia en la zona norte del estado y el angustioso vacío de la presa, por la imparable distribución de agua a los pocos usuarios productivos, el “encargado” de abrir la salida del agua “acumulada”, opera sin ningún control ni “sentido común”. No hay líquido para seguir distribuyéndolo como si hubiera suficiente, pero al controlador del agua “le vale”.
Frente a esta grave situación, urge no sólo rehabilitar los canales de riego virtualmente inservibles e inoperantes, sino invertir en grandes depósitos de agua cercanos a las zonas de cultivo a fin de evitar que se siga desperdiciando el vital líquido. Ya basta de tanto tiradero de agua sin que nadie ponga orden al respecto.