XVII Domingo Ordinario Ciclo B, Jn 6, 1-15
Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro
Durante los próximos domingos estaremos reflexionando sobre el capítulo sexto del evangelio de san Juan; hoy se nos presenta el pasaje de la multiplicación de los panes.
El texto referiré un detalle importante: Jesús ha cruzado el mar sin llevarse detrás a las multitudes, Él, no es el líder de moda que arrastra adeptos, sino que son las multitudes quien deciden seguirlo por una opción libre, así es como se constituye la verdadera comunidad cristina. Después de ver los signos que Jesús hacía, es decir, después de comenzar a entender el mensaje Evangélico mostrado por el Señor, las personas resuelven seguirlo. Todo esto sucede durante ‘la Pascua, festividad de los judíos’; en esta fecha la gente debería subir a Jerusalén, pero el pasaje muestra que en lugar de ir peregrinado a la capital optan por seguir a Jesús. Todo esto nos lleva a descubrir en Jesús, no a un líder, sino a un Pastor que va por delante mostrando el camino, el hecho de ir al otro lado del mar muestra otra alternativa de vida, en paralelo con lo propuesto por las instituciones e ideologías. Eso es el Evangelio, una alternativa de vida en confortación con las propuestas de los que oprimen.
Este grupo anónimo que ha decidido romper con los paradigmas sociales y religiosos, para abrazar la propuesta de Jesús, muy pronto enfrentarán con la tentación de abandonar el camino. La pregunta: ¿Cómo compraremos pan para éstos? Plantea el problema de la subsistencia, este mismo problema ya lo había vivido el pueblo de Israel durante el Éxodo, haciéndoles añorar la esclavitud de Egipto. Los discípulos-misioneros de hoy, también enfrentamos estás tentaciones. El tema del dinero en la sociedad de consumo donde vivimos ha desplazado a Dios, convirtiendo a las instituciones en lugares de mentira, explotación, injusticia y muerte.
Comprar significa obtener el bien radical, imprescindible para la vida (el alimento), a cambio de dinero, no necesario para la vida. Esto supone un sistema económico en el que alguien dispone del alimento en abundancia, pero que no lo cede sino bajo ciertas condiciones, dictadas por él mismo. Este sistema crea ineludiblemente la dependencia. La vida (alimento) no está directamente al alcance del hombre, sino mediatizada por ciertos individuos que detentan el control. Jesús NO acepta tal estructura, pero quiere apreciar hasta qué punto la aceptan sus discípulos.
A la pobreza y debilidad de la comunidad se agrega un elemento: “la Acción de Gracias” que significa reconocer que algo que se posee es don recibido de Dios y, como tal muestra de su amor. La solución a la tentación consiste en liberar la creación del egoísmo que acapara y esteriliza. La abundancia está dada por Dios en la creación misma; basta liberarla de los que se la apropian, basta ser conscientes del Plan de Salvación que Dios tiene para cada ser humano, para que el hombre reciba de Dios todo lo que desea.
Que el Evangelio de este domingo nos ayude a ser conscientes y valorar la Dignidad y Libertad que Dios nos ha dado. Amén.