La piel es el órgano encargado del tacto y el más grande del cuerpo. Poseemos unos cinco millones de terminaciones nerviosas en nuestra piel, especialmente en nuestra cara, nuestras manos y nuestros pies. Es nuestro órgano emocional más importante y extenso. En el cerebro, el área que se dedica a procesar la información que nos llega a través de la piel es de las más extensas. Cuando cogemos de la mano a alguien el cerebro reduce la producción de hormonas de estrés, disminuye la actividad cerebral de miedo y activa las endorfinas y la oxitocina, las hormonas del bienestar. Un abrazo relaja el cuerpo, nos hace sentir más protegidos/as.
En nuestra sociedad cada vez mantenemos menos contacto piel con piel. Hemos aprendido a limitar los contactos corporales porque se pueden interpretar como actos inapropiados, prohibidos, con malas intenciones sexuales… “No cojas tanto en brazos al bebé que le acostumbras” , “No te arriesgues a limpiar el culo a un/a alumno/a no vayan a pensar que abusas de él/ella”, “no beses a un amigo/a, no levantes dudas sobre tu orientación sexual”, “No des la mano a alguien a quien quieres por si creen que estáis liados/as”…
Esta sed de piel puede tener repercusiones negativas en el desarrollo afectivo de las personas como dificultades para dar y recibir afecto, una postura corporal rígida, el desarrollo de creencias, actitudes y opiniones negativas sobre el contacto corporal, vivir en estado de alerta, limitaciones para expresar emociones y sentimientos…
Con las caricias, abrazos, apretones de manos, cosquillas o besos mejoramos las relaciones sociales, familiares, de pareja, aprendemos a respetarnos y respetar a los demás, ayudamos a las personas de nuestro entorno (bebés, niños/as, adolescentes, adultos y ancianos) a mejorar en estas áreas comentadas y muchas otras.
Mejoramos nuestro estado de ánimo (y el del otro/a),
Disminuimos nuestra ansiedad,
Mejoramos la concentración,
Adquirimos nuevos aprendizajes (táctiles, corporales, emocionales, afectivos…);
Reducimos la percepción del dolor,
Mejoramos nuestra seguridad personal y la de los demás,
Reforzamos nuestra autoestima y las de otros,
¿Por qué abandonar una fuente de bienestar innata, natural, gratuita e inherente a los seres humanos por la influencia de creencias infundadas?
Déjate tocar y toca.