Querétaro se está quedando sin agua y el problema empeora conforme las principales presas del estado alcanzan niveles críticos de almacenamiento y con las previsiones meteorológicas que auguran pocas lluvias a medio año.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) el embalse del Centenario, ubicado en el municipio de Tequisquiapan, se encuentra apenas al 5% de su capacidad de almacenamiento, mientras que La Llave, en San Juan del Río, y La Venta, en Pedro Escobedo, se encuentran completamente secas, con un 0% de su capacidad.
La situación no mejora con la presa Constitución de 1917, ubicada en San Juan del Río, que registra apenas un 2% de almacenamiento. Lo mismo ocurre con San Ildefonso, situada en Amealco, que muestra un ínfimo 3% de su capacidad.
Por otro lado, aunque Jalpan, localizada en el municipio de Jalpan, presenta un nivel relativamente más alto, del 30%, sigue estando en una situación delicada. El Batán, ubicado en Corregidora, por su parte, se encuentra al 11%, una cifra que refleja la gravedad del problema y la urgente necesidad de tomar medidas para afrontar esta crisis hídrica.
Frente a este escenario, el ambientalista y geógrafo Luis Alberto Macías, perteneciente a la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), señaló que, aunque resulta complicado realizar pronósticos a mediano plazo, todo apunta a que la sequía persistirá en la entidad. Las previsiones meteorológicas indican escasas lluvias para el próximo mes de mayo y los subsiguientes meses.
«Querétaro enfrenta un desafío significativo en términos de disponibilidad de agua. Los niveles alarmantemente bajos de almacenamiento en las presas del estado reflejan la prolongada sequía que estamos experimentando. Aunque es complicado predecir con certeza el futuro, las proyecciones actuales sugieren que las lluvias seguirán siendo escasas en los próximos meses».
Esta situación pone en riesgo la disponibilidad de agua para uso humano, agrícola e industrial, así como el ecosistema local. Ante este panorama, Macías instó a la población a tomar medidas preventivas, como la implementación de prácticas de conservación del agua, la promoción de una agricultura más sostenible y la búsqueda de soluciones colaborativas entre diferentes sectores de la sociedad.
Se destacó además que la llegada del fenómeno de El Niño y la posterior transición a La Niña, prevista para mediados de 2024, tendrán un impacto significativo en el clima regional. Esta variabilidad climática dificultará la estimación de las precipitaciones a mitad de año, lo que añade incertidumbre a la situación hídrica de Querétaro.