Por Crisna Donají Sánchez Ramírez
Tijuana, BC. – El pasado viernes 10 de agosto tuve la mala fortuna de enterarme que “el tepe” se incendió. Noticias con cifras de carbón, afectados y posibles causas atiborraban redes sociales y yo acá en Tijuana sin poder caminar el desastre. Nomás leyendo y viendo, nomás “melancoleándo” por el fuego implacable.
La cosa es que acá en Tijuas, eso de los incendios en comercios es algo muy natural. La primera vez que supe de uno, fue recorriendo la calle principal de su centro-que no es histórico, pero es “el downtown”-. El edificio en ruinas, se ubica masomenos entre la 5° y la 6°, sobre la la Revu. No sé muy bien cuándo ocurrió el siniestro pero desde que llegué a la Tijuas, ahí estaba ese paisaje del viejo oeste, recibiendo a los fotógrafos del Instagram y también a los grafiteros.
Dice un compa, que en realidad ahí ya nada más había un café internet y el resto de los locales estaba abandonado –como muchos acá- y que su instalación eléctrica era macabra lo cual posiblemente desató el accidente. Dice que un amigo de su amigo es quien rentaba y tenía sus compus así que le pegó bien en la torre el incendio:
-Pero no todos los incendios son así. También están los que se hicieron a propósito para cobrar el seguro y con ese varo abrir más negocios. Así se instalaron los Calimax por ejemplo; antes había uno, lo quemaron y abrieron otros dos y así se la llevan.
-Oye eso está bien loco.
-Sí está piratón.
Algunos otros tijuanenses opinan que también el emblemático restaurante “Chiki Jai” -instalado en la revu esquina con la 7° en 1947- causó sus propias cenizas a fines de enero de este año. Las noticias indican que el incidente ocurrió en el Hotel Express Tijuana (para entonces abandonado) y que luego se extendió y dañó todo a su alrededor. La cosa es que poquito después y bien cerquita, los dueños del Chiki abrieron otro restaurante. Coincidencia o destino, acá en el viejo oeste los Tijuas opinan que puras tranzas para cobrar el seguro:
-Cuando pasé eran como las 3 de la tarde y la esquina estaba ardiendo. Era uno de los restaurantes más antiguos de esta ciudad, pero bueno. Aquí lo nuevo también cambia y nada dura mucho.
-Es verdad, en seis meses que llevo de este lado, la revu además de estimulante está en la última tendencia de anuncios y ofertas para lo que se te ocurra.
El tepe sin embargo, si se ancla en el centro, en el mero barrio, allá con la otra banda y el escuadrón de la muerte. Sabrán los locatarios de cobrar sus seguros –si acaso tenían-, o de cambiar las fachadas o el giro del comercio. Lo cierto es que hoy jueves y desde la esquina de Latinoamérica me da la tristeza de no poder caminar el tianguis, de no poder cernir las cenizas de todos esos uniformes en venta, de todos esos peluches de piolín y de todos esos azulejos de carnicería.
Quizá porque allá nos gusta lo viejito e histórico, porque hasta nuestro andar es pegadito, de ruta colonial o porque tenemos un alta estima por los edificios. Quizá porque me viene el recuerdo de los botes de 20lts vendiendo gel para el cabello, o los calzones que jamás le quedaron a mi novio o los mandiles que no me atreví a comprar, el laberinto de locales a medio vaciar y sus recaditos de amor.
Lo cierto es que el incendio se apagó y quién sabe cómo se ayudará a los afectados. Según noticias, para el 13 de agosto ya estaba limpio el escombro; se ocuparon 8 camiones de redilas, 10 de volteo, 3 tractor, 7 pipas de 10 mil litros y 2 pipas de 20 mil litros, apoyando con 18 viajes de agua con un total de 220 mil litros para apagar el incendio durante las labores de apoyo a Protección Civil y Bomberos. (Agencia Quadratín en la siguiente dirección: https://queretaro.quadratin.com.mx/concluyen-limpieza-en-locales-en-el-mercado-el-tepetate/)
Estas fotos son del tianguis que se arma en el tepe los jueves y son para mi, para pensar el sabor del colonche cuando hacía mi mandado. De verdad espero que las autoridades justifiquen gastos y apoyen oportuna y empáticamente a los locatarios afectados, también espero (dentro de mi imaginación maltrecha) que no terminen demoliendo el mercado y abriendo otro “más bonito y seguro” y que luego le vendan el terreno a quién sabe qué bribón, deseo que los caminantes sigamos haciendo mercado en el barrio y que nunca falte el agua miel y también, si no es mucho pedir, que los del tiaguis del jueves le hagan un campito a los que ya no tienen techito para vender.
Mientras, yo seguiré inspeccionando los lugares abandonados y despojados de Tijuana, con la esperanza de aprender a reconstruir mapas y rutas menos coloniales y más humanas.