Pedro Marín Zárate (escritor y recopilador de material del libro Batiburrillo)
Las prendas artesanales elaboradas con materiales naturales y manos diestras, en bordados, tejidos, tintes naturales en cuyos entramados se atrapaba la cosmovisión del mundo de nuestros antepasados; costumbres, filosofía, religión y en fin, toda una concepción del mundo.
Esta riqueza está en riesgo, desaparece a paso lento pero también a grandes zancadas.
La tradición implica sembrar. Esta palabra tiene una gama muy amplia de significados. Sembrar ideas, esperanzas. Poner a germinar la cimiente y después cosechar. El terreno social es un campo de cultivo. Todo terreno para la siembra implica una preparación previa. El concepto de siembra y cosecha, está unido a la querencia y arraigo a la Madre Tierra.
¿Por qué Madre?
La vida desde su origen, está ligada a la tierra, no se concibe fuera de ella.
Ella nos pare, nos amamanta, nos ve crecer y finalmente, regresamos a su seno.
El hombre así lo ha entendido desde siempre. Es costumbre y tradición quererla, venerarla, ofrendarle los productos de la cosecha y como a una diosa o como a una madre, se le tiene en el concepto más elevado.
Es una paradoja que el hombre entre más avances, más irracionalmente la explota y la destruye.
No es del todo verdad que la vamos a destruir. Tal vez seamos un dolor de cabeza para ella y sólo basta una sacudida, tal vez un estornudo y el problema termina. Más
nos valdría pensar que el problema es nuestro y no de la tierra, todo lo que nace, se desarrolla y muere. La tierra está a la mitad de la vida.
En sus 4,500 millones de años de vida, la tierra ha tenido muchos males y aquí sigue.
El hombre es parte del problema, contribuye al deterioro, al cambio. El hombre se mueve de acuerdo a intereses y en este caso particular, quien más intereses tiene, más contribuye, más aceleran el proceso.