Contadas por José Hurtado
En una ocasión una pareja de personas mayores que tenían en custodia la imagen de san Antonio recibieron un becerrito como ofrenda para el santo.
La pareja lo recibió con gusto y dijo que el señor lo pastorearía y que cuando fuera un gran toro lo sacrificarían para la fiesta de san Antonio, todo iba bien pero el señor enfermo y ya no podía cuidar al animalito.
Al becerrito le pusieron el nombre de “la tiznada” y el señor opto por amarrarlo a los pies de la imagen. El becerrito estuvo un rato tranquilo pero cuando le dio hambre empezó a tironearse y resulta que con tal fuerza tiro y arrastro la imagen.
El señor sentado en una silla le grito a su mujer: “viejita a san Antonio se lo llevo la tiznada”