Cada vez sorprenden más las lecciones que podemos obtener de los animales.
“El otro día en un artículo estaba leyendo algo acerca de las langostas que me dejó fascinada y que realmente jamás me había preguntado: ¿cómo es que crecen siendo que su exterior es duro? ¡¡¿ Cómo pueden llegar a pesar 20 kilos y medir más un metro de largo, como una que se encontró en Nueva Escocia en 1977?
La langosta es un animal suave y pulposo que vive dentro de un caparazón rígido. Ese caparazón rígido no se expande…¿entonces cómo crece la langosta? Cómo pueden llegar a pesar 20 kilos y medir más un metro de largo, como una que se encontró en Nueva Escocia en 1977?
Mientras la langosta crece el caparazón se vuelve una gran limitante y la langosta se siente bajo mucha presión e incómoda.
Se va debajo de una formación de piedras para protegerse a sí misma del territorio de depedradores, deja su caparazón y produce uno nuevo.
Eventualmente ese caparazón también se vuelve muy incómodo cuando crece, regresa debajo de las piedras y la langosta repite esto varias veces en su corta vida.
El estímulo que permite a la langosta crecer es sentirse incómoda. Ahora, si las langostas tuvieran doctores nunca crecerían porque en el momento en que la langosta se sintiera incómoda va con el doctor y le da un medicamento y se siente bien y ya no se quita su caparazón.
Así que creo que debemos de darnos cuenta que los «tiempos de estrés» también son tiempos que nos dan una señal de crecimiento.
Y si usamos la adversidad de una manera correcta podemos crecer a través de la calamidad.