
Ciudad del Vaticano, 5 de mayo de 2025 — El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, informó que los 179 cardenales, incluidos los 132 con derecho a voto, participaron este lunes en la décima Congregación General previa al cónclave que iniciará el próximo 7 de mayo. Bruni confirmó que los 133 cardenales electores ya se encuentran presentes en Roma.
Durante la sesión, el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, comunicó que el camarlengo, cardenal Kevin Farrell, llevó a cabo el sorteo para asignar las habitaciones a los cardenales. Todos los electores se alojarán en la Casa Santa Marta y en el edificio contiguo de la antigua Santa Marta. Asimismo, Bruni precisó que los purpurados podrán desplazarse libremente, incluso a pie y por una ruta protegida, entre sus alojamientos y la Capilla Sixtina.
En la Congregación de este lunes por la mañana se registraron 26 intervenciones que abordaron una amplia variedad de temas fundamentales para el presente y futuro de la Iglesia. Entre ellos destacaron:
- El derecho canónico y el papel del Estado de la Ciudad del Vaticano.
- La naturaleza misionera de la Iglesia.
- El rol de Cáritas en la defensa de los pobres.
- El valor del periodismo como signo de que el Evangelio sigue resonando en el mundo contemporáneo.
- El recuerdo de la oración durante la pandemia de Covid-19 como un signo de esperanza en tiempos de incertidumbre.
- La expectativa en torno a un nuevo Papa: se busca un pastor cercano al pueblo, promotor de la comunión y capaz de responder a un mundo en crisis.
- Los desafíos en la transmisión de la fe, el cuidado del medioambiente, la guerra y la fragmentación global.
- Las divisiones internas dentro de la Iglesia.
- El papel de la mujer en la Iglesia en el contexto de la sinodalidad.
- Las vocaciones, la familia y la educación de los hijos.
- La centralidad de los documentos del Concilio Vaticano II, especialmente Dei Verbum, y su mensaje sobre la Palabra de Dios como alimento para el pueblo.
El ambiente previo al cónclave está marcado por una reflexión profunda sobre el futuro de la Iglesia, su papel en un mundo cambiante y las cualidades que deberá tener el sucesor de Pedro para guiar a los católicos en estos tiempos de grandes desafíos.