Las técnicas de relajación nos aportan muchos beneficios tanto en nuestro estado mental como físico y cada día son más practicadas por personas en todo el mundo.
Aquí vamos a ver 3 técnicas de relajación sencillas de realizar.
- Control de respiración.
Este ejercicio es muy sencillo y al mismo tiempo muy efectivo para relajarnos, desconectar y detener nuestra mente, algo muy importante para controlar la ansiedad y estabilizarnos emocionalmente.
Lo ideal es buscar un lugar sencillo y donde no nos moleste nadie, pero en muchas ocasiones del día por el trabajo u otros asuntos no lo podremos hacer, aunque también podemos hacer este sencillo ejercicio.
Inspiramos por la nariz de manera suave notando como se hincha nuestro abdomen y como se encoje al expirar.
El inspirar lentamente por la nariz y expirar el aire por la boca lentamente al mismo tiempo que fijamos nuestra atención en cómo se hincha y deshincha nuestro abdomen es algo que relaja mucho, haz la prueba y verás.
- Respiración diafragmática
Para realizar esta técnica de relajación necesitamos un poco de práctica y también estar en un lugar que sea tranquilo y en el que no nos molesten.
Podemos estar tumbados o sentados.
Relajamos los músculos al máximo y colocamos una mano en el estómago y otra en el pecho.
Inspiramos por la nariz lentamente notando como solo se mueve la mano que tenemos en el abdomen. La mano del pecho no se debe de mover.
Retenemos el aire inspirado durante unos segundos y lo soltamos lentamente por la boca de manera que notemos como la mano del abdomen se mueve pero la del pecho sigue inmóvil.
Repetimos tantas veces como podamos para ir sintiéndonos más y más relajados.
- Visualización relajante
Con este ejercicio lo que haremos es de alguna manera combinar una técnica de relajación con una meditación.
Necesitamos un sitio tranquilo donde estemos cómodos y no nos puedan interrumpir.
Si podemos bajamos el nivel de luz, ya sea bajando la intensidad de las lámparas o bajando las persianas.
Ponemos una música relajante a un nivel bajo.
Cerramos los ojos y nos centramos en nuestra respiración, sintiendo como el aire entra por nuestra nariz y como sale por nuestra boca.
Imagina un cielo azul y siente la energía como si te estuviera dando el sol y siente la energía que te da estar ante un día así.
Visualiza el cielo azul y la luz durante un tiempo y a esto añádele el sonido del mar y las olas.
Céntrate en los sentimientos que te produce y sigue respirando lentamente.
Si los pensamientos te interrumpen vuelve a centrarte en la respiración y en las sensaciones que te produce el estar ante un día soleado y escuchar el sonido del mar.
Lo ideal es realizarle 15 minutos, pero al principio puedes comenzar con 5 o 10.