- Tradición que perdura entre música, cerros y versos. Una larga historia de arte y tradición músico-literaria.
Por: Juan Pablo Guerrero. (Retomado de Consideraciones)
Xichú, Guanajuato, Mex. Los paisajes de la sierra norte de Guanajuato no solamente se pueden admirar por las formas caprichosas de sus cerros, su vegetación, fauna, cascadas, arroyos o ríos. En medio de todo ello también hay versos que retoñan entre acordes y melodías de violines, vihuelas, jaranas y guitarras.
Xichú, Guanajuato, es un pueblo encumbrado entre cerros y montañas de esas tierras. Antiguamente se le conocía como el Real de Xichú por su amplio potencial minero. En la actualidad, las minas están abandonadas, pero en esta pequeña localidad, donde antaño vivían los chichimecas, no desapareció la tradición de trovar, cultivada por generaciones y generaciones de juglares serranos.
Ahí, en esa serranía abunda el son arribeño, la música tradicional que comparten los estados de Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí. Su máxima expresión se muestra en las topadas, que son duelos entre poetas huapangueros y llegan a durar hasta más de doce horas.
Guillermo Velázquez es uno de los herederos de este arte y quizá el máximo exponente del género y al hablar, es tajante al decir que el son no agoniza, que no necesita de ningún rescate pues se encuentra más vivo que nunca en las zonas donde se practica.
“No, no, no. Pienso que la música tradicional mexicana en cada región a donde pertenece -con más o menos fuerza- está completamente viva y en proceso de re funcionalización y de renovación”, afirmó en entrevista.
Él encabeza a Los Leones de la Sierra de Xichú, una agrupación que por muchos años se ha encargado de mantener la poesía y la música de la sierra. No solamente con presentaciones, sino también con instrucción y apoyo a nuevas generaciones de músicos y trovadores.
No obstante, también es claro al decir que la música tradicional no atraviesa por un boom, pero huapangueros y versadores jóvenes se encargan de apuntalar el futuro de esta música.
“Siempre habrá una lucha de luminosidad y de oscuridad en todo esto, pero yo soy un convencido de que las tradiciones son seres vivos y que tienen su propia sabiduría para renovarse. Y son seres vivos no como una abstracción sino porque están nutridas desde abajo”.