Domingo XXXII Ordinario Mc 12, 38-44
Por obispo Faustino Armendáriz Jiménez
El Evangelio de este domingo nos presenta una advertencia: «¡Cuidado con los escribas¡» esto no es una descalificación a las personas sino una llamada de atención al pueblo para no imitar un comportamiento contrario al Evangelio. El reproche de Jesús no es nuevo, esta forma de entender la vida ya la había combatido con sus discípulos cuando discutían sobre quién es el más importante ( Mc 9,35-37) y Jesús les había indicado el servicio como el único camino hacia la grandeza. Por tanto las palabras de Jesús no quieren ser una polémica estéril contra sus adversarios. Lo que censura en ellos debe mostrar al pueblo el comportamiento falso, que se ha de evitar; debe confirmar lo que él había enseñado ya a sus discípulos, estimulando a todos a un serio examen de conciencia.
Finalmente Jesús se encuentra frente a las alcancías del templo y observa a los que depositan allá sus ofrendas. Con sus discípulos valora la acción de aquellas personas, y una pobre viuda es elogiada. «Yo les aseguro que esa pobre vida ha echado en las alcancías más que todos», no se juzga la cantidad sino la totalidad, la actitud ante la vida. Esta viuda, que no se preocupa de cuestiones teóricas ni teológicas, ni siquiera se interesa por Jesús; sólo le preocupa saber que hay gente pobre a la que ella puede ayudar con lo poco que tiene.
La viuda es un símbolo magnífico de tantas personas de hoy día que no tienen relación con Jesús, pero que se preocupan por la gente necesitada e intentan ayudarlas, sin considerarse ni ser cristianos. Pero es importante advertir que la preocupación de la viuda no es la apariencia, el lujo, el reconocimiento, la gloria, ella simplemente sabe que puede contribuir por el bienestar de otro y sin reflexiones intelectuales o grandes prácticas piadosas, entrega todo lo que tiene.
Es interesante que Jesús, no llama a la viuda para dialogar con ella ni pedirle que pase a formar parte del grupo de sus discípulos, esto nos puede servir de ejemplo para saber como se debe encarnar el Evangelio, la caridad se hace, el amor se vive, las necesidades se afrontan.
En los tiempos que corren, de tanta necesidad para tanta gente, con el fenómeno de la migración, la desigualdad cada vez más notoria, el evangelio de este domingo nos da mucho que pensar y que rezar.
¿Qué estamos haciendo nosotros para encarnar el Evangelio? La advertencia de este domingo es muy clara, debemos estar sumamente atentos, tengamos CUIDADO porque es fácil de perder tiempo en cuestiones teóricas y soluciones maquilladas. El verdadero discípulo de Jesús, se entrega, da lo que tiene sin miramientos para hacer de este mundo el Reino de los Cielos.